Marie-Bernadette Dufourcet
Marie-Bernadette Dufourcet

La música de las reinas de Francia Ana y María Teresa de Austria

Las relaciones discretas entre las monarquías hispana y portuguesa : las casas de las reinas (siglos X-XIX). Arte, música, espiritualidad y literatura, éd. Prof. Dr. José Martínez Millán (UAM/ILCE) et Prof. Dra. María Paula Marçal Lourenço (Univ. Lisbonne, Portugal), Madrid: Polifemo, 3 vols., 2008, p. 1811-1845 (35 p.)

 

En la cumbre de su potencia europea, los Habsburgos dan seguidamente dos princesas al reino de Francia, Ana Mauricia, en 1615, hija del rey de todas las Españas Felipe III, luego en 1660, su sobrina María Teresa, hija de Felipe IV, cuando el ilustre linaje español camina dramáticamente hacia su ocaso. La primera se casa con Luís XIII, un rey músico, aficionado al baile y compositor de vez en cuando, hijo de Enrique de Borbón, rey de Navarra, él mismo muy atraído por la danza; a pesar de los disturbios políticos y religiosos de su tiempo, el rey Enrique participó toda su vida a los espectáculos flameantes de su corte, dirigidos tanto a la diversión de la nobleza como a la puesta en escena del poder, con cada vez más elaboración artística. En cuanto a María Teresa, se une a su primo doblemente hermano Luís XIV, bailarín virtuoso, que estimulará los espectáculos aliando música, teatro y danza. La presencia de estas dos infantas españolas en la corte francesa cubre buena parte del siglo XVII, de 1615 hasta la muerte de María Teresa en 1683, luego un largo período de la vida musical francesa en la que vamos a intentar observar y definir el papel que han podido desempeñar.

            Ahora bien, en una época cuando culminan los absolutismos monárquicos, el poder heredado por un príncipe o, más escasamente, por una princesa, es básicamente el de un individuo, responsable delante de Dios y no delante de los hombres ; ese poder no se divide con el cónyuge. Si éste es una mujer, como es el caso más general, entonces el estatuto de consorte, muy ambiguo, se encuentra con más razón aminorado, al ejemplo general del estatuto de la esposa y de la mujer en la sociedad contemporánea : el fortalecimiento del poder absoluto del rey debilita claramente el papel de su esposa ; sola excepción – y es aquí donde reside la ambigüedad del sistema monárquico francés - , cuando fallece el rey dejando a un heredero menor de edad, cede temporalmente el  poder a su mujer que se vuelve regente, librada de repente y sin preparación, al ambiente masculino de los consejeros de corte: será el caso de María de Médicis, y luego de su nuera Ana. A causa de la antinomia profunda que existía entonces entre el poder, considerado como atributo masculino por naturaleza, y el sexo llamado débil dedicado a la sumisión y a la procreación, la reina Isabel I  de Inglaterra evitará la dificultad quedando soltera y trascendiendo el género al que pertenecía, dando de sí misma la imagen de una Virgen triunfante, de Esposa divina.

            En estas circunstancias, bien imaginamos la serie de dificultades sicológicas enfrentadas por nuestras dos infantas, muy jóvenes y además extranjeras, primero para integrarse en su nuevo entorno, antes mismo de atreverse a dar de oír una opinión personal. A causa de la inferioridad intelectual en la que las convenciones culturales de la época tratan de mantener a la mujer, aunque fuera esta de alto rango, el pensamiento y la acción femenina dependen esencialmente de una comunicación oral, luego efímera. La dificultad para el investigador será de escudriñar la contraluz detrás de la persona del rey para divisar en ella a la reina, como individuo autónomo, si es suficiente la proyección de su personalidad. La gran oportunidad de Ana de Austria fue precisamente de revelarse en plena luz durante sus ocho años de regencia.

            Siendo tal el contexto ¿cómo se han asentado las personalidades respectivas de Ana y María Teresa en la corte, en particular en el campo musical?  ¿De qué plantilla de músicos y de qué nivel artístico disponían una y otra? Si bien la actividad de estos conjuntos constituye un elemento importante que tomar en cuenta, no resume por sí sola las experiencias musicales que las reinas llegaron a vivir o suscitar en el curso de sus existencias francesas.  En lo que se refiere a la producción musical general, también es interesante buscar en ella y tal vez detectar alguna influencia relacionada con su presencia. Tendremos que seguirlas un poco en los numerosos espectáculos o celebraciones, tanto profanas como religiosas, organizadas dentro y fuera de la corte, para los que existe una relación directa con ellas.

            Pero antes, pasaremos rápidamente en revista su primer contacto con la música en Francia tomando por ejemplo las etapas iniciales de su viaje hacia París. Aunque las circunstancias políticas fuesen diferentes, las dos reinas vivieron ceremonias de boda y festejos similares, a causa de su común origen familiar y de los marcos geográficos donde transcurrieron: orillas del Bidasoa, San Juan de Luz, Bayona, Burdeos y París, por sólo citar las principales etapas.

 

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© Marie-Bernadette Dufourcet